Casi pareciera que tuvieran más edad que sus abuelos juntos.
Habían extrañas fuentes, maletas y repisas de distintos tamaños
Cuando entré creí que era el peor lugar en el que pudiera estar.
Mi padre me siguió silenciosamente.
Comenzé a caminar examinando cada lugar, cada rincón, observando: mirando, oliendo, tocando.
Una figura surgió de las sombras.
-Disculpe, usted es el señor que venía a comprar...?
-Sí, sí....
-Qué deseaba comprar? Perdón pero lo olvidé entre tantos pedidos.
No tenía más de 30 años. Tenía el cabello negro, lentes ovalados; era delgado, medianamente alto, y su voz era... era como si cantara...
-Y usted como se llama? -me preguntó de golpe. Quedé paralizada y me sonrojé. No le contesté hasta que me dijo el de él.
Mi padre eligió el reloj más alto y más antiguo para regalarselo a mi abuela. Yo no podía dejar de mirar al joven, era como si nunca hubiera visto a un hombre...
-Aquí está, gracias por venir. Lo acompaño a su auto para amarrarlo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario